lunes, 15 de octubre de 2007

ENERGIAS RENOVABLES

2 comentarios:

  1. Energías renovables
    La disponibilidad energética de las fuentes de energía renovable es mayor que las fuentes de energía convencionales, sin embargo su utilización es más bien escasa.

    El desarrollo de la tecnología, el incremento de la exigencia social de utilización de energías limpias, los costos más bajos de instalación y rápida amortización, y el control que pueden realizar sobre los centros de producción las compañías eléctricas, están impulsando un mayor uso de las fuentes de energía de origen renovable en los últimos años.

    De igual modo, el cuestionamiento del modelo de desarrollo sostenido y su cambio hacia un modelo de desarrollo sostenible, implica una nueva concepción sobre la producción, el transporte y el consumo de energía.

    En este modelo de desarrollo sostenible, las energías de origen renovable, son consideradas como fuentes de energía inagotables, pero que cuentan con la peculiariedad de ser energías limpias, definidas por las siguientes características: sus sistemas de aprovechamiento energético suponen un nulo o escaso impacto ambiental, su utilización no tiene riesgos potenciales añadidos, indirectamente suponen un enriquecimiento de los recursos naturales, la cercanía de los centros de producción energética a los lugares de consumo puede ser viable en muchas de ellas, y son una alternativa a las fuentes de energía convencionales, pudiendo generarse un proceso de sustitución paulatina de las mismas.

    La energía eólica:

    El potencial de la energía eólica se estima en veinte veces superior al de la energía hidraúlica. Está adquiriendo cada vez mayor implantación gracias a la concreción de zonas de aprovechamiento eólico y a una optimización en la utilización de nuevos materiales en las máquinas: aerogeneradores.

    Desde aplicaciones aisladas para el bombeo de agua, hasta la producción de varios MW con parques eólicos. El impacto ambiental de los parques eólicos es mucho menor que cualquier tipo de central productora de energía convencional, y su agresión al entorno estriba en la incidencia de accidentes de la avifauna y el impacto de los grandes parques, cuestiones que pueden ser minimizadas estudiando adecuadamente la ubicación y el sistema de distribución. El emplazamiento de la instalación de aprovechamiento eólico, la velocidad del viento y su rango de valor constante va a determinar su capacidad y autonomía productiva.

    La energía geotérmica:

    La energía procedente del flujo calorífico de la tierra es susceptible de ser aprovechada en forma de energía mecánica y eléctrica. Es una fuente energética agotable, si bien por el volumen del almacenamiento y la capacidad de extracción se puede valorar como renovable. Su impacto ambiental es reducido, y su aplicabilidad está en función de la relación entre facilidad de extracción y de ubicación.

    La energía hidraúlica:

    La energía del mar: Se estima que la potencialidad energética del agua de toda la tierra es equivalente a 500 centrales de 1000 MW cada una. Con la finalidad de minimizar el impacto ambiental y favorecer la cercanía de los centros de producción a los de consumo, se está potenciando mediante las minicentrales un mayor aprovechamiento energético de cauces de los ríos y una paulatina sustitución de las macrocentrales hidroeléctricas que originan problemas medioambientales y demográficos. En lo que respecta a la energía disponible en el mar, se está contando con nuevos grandes proyectos de aprovechamiento, tanto de energía maremotriz o energía contenida en las olas aprovechando de forma simultánea las mareas de modo que puedan accionarse turbinas hidraúlicas en el flujo de ascención y descenso del mar, como de energía de transferencia térmica, consistente en aprovechar la diferencia existente entre la temperatura de la superficie y la de las corrientes profundas, que puede llegar a alcanzar hasta veinticinco grados centígrados y es utilizable las 24 horas del día.

    La energía de la biomasa:

    Es la energía contenida en la materia orgánica y que tiene diversas formas de aprovechamiento, según se trate de materia de origen animal o vegetal. Sólo en materia vegetal, se estima que se producen anualmente doscientos millones de toneladas. El principal aprovechamiento energético de la biomasa es la combustión de la madera, que genera contaminación atmosférica y un problema indirecto de desertización y erosión, salvo que se realice una planificación forestal correcta. Los desechos orgánicos también son utilizables mediante transformaciones químicas principalmente, siendo las más conocidas las aplicaciones de digestores anaeróbicos para detritus orgánicos y la producción de biogás procedente de residuos sólidos urbanos. Sin embargo, la creciente innovación tecnológica de materiales y equipos está afianzando nuevos sistemas de aprovechamiento de los residuos ganaderos y forestales, y consolida un esperanzador futuro en la línea de los biocombustibles, de modo que se pueda compatibilizar una agricultura sostenible con un diseño de producción energética que respete el entorno.

    La energía solar:

    Es la mayor fuente de energía disponible. El sol proporciona una energía de 1,34 kw/m2 a la atmósfera superior. Un 25% de esta radiación no llega directamente a la tierra debido a la presencia de nubes, polvo, niebla y gases en el aire. A pesar de ello, disponiendo de captadores energéticos apropiados y con sólo el 4% de la superficie desértica del planeta captando esa energía, podría satisfacerse la demanda energética mundial, suponiendo un rendimiento de aquellos del 1%. Como dato comparativo con otra fuente energética importante, sólo tres días de sol en la tierra proporcionan tanta energía como la que puede producir la combustión de los bosques actuales y los combustibles fósiles originados por fotosíntesis vegetal (carbón, turba y petróleo). El problema más importante de la energía solar consiste en disponer de sistemas eficientes de aprovechamiento (captación o transformación).


    Instalación mixta autónoma de abastecimiento energético mediante paneles fotovoltaicos, colectores térmicos y aerogenerador



    Tres son los sistemas más desarrollados de aprovechamiento de la energía solar:

    El calentamiento de agua, de utilidad para proporcionar calor y refrigerar, mediante colectores planos y tubos de vacío principalmente.

    La producción de electricidad, con la utilización del efecto fotovoltaico. Dado que determinados materiales tienen la cualidad de ser excitados ante un fotón lumínico y crear corriente eléctrica (efecto fotovoltaico), una forma de aprovechar la radiación consiste en instalar células y paneles fotovoltaicos que suministren energía eléctrica.

    El aprovechamiento de la energía solar en la edificación, también denominada "edificación bioclimática", consiste en diseñar la edificación aprovechando las características climáticas de la zona en donde se ubique y utilizando materiales que proporcionen un máximo rendimiento a la radiación recibida, con la finalidad de conseguir establecer niveles de confort térmico para la habitabilidad.

    Ahora bien, a pesar de ser la fuente energética más acorde con el medio, inagotable y con capacidad suficiente para abastecer las necesidades de energía del planeta, el aprovechamiento de la energía solar habrá de solventar el conflicto derivado del hecho de que se produce sólo durante unas determinadas horas (a lo largo del día), y por tanto el almacenamiento de energía y los diferentes sistemas para realizarlo habrán de ser simultaneados.



    El problema a escala local
    En las sociedades industrializadas, la energía tiene que ser producida, almacenada, transformada y transportada para ser utilizada por el consumidor (persona, fábrica, maquinaria,) en las diversas formas de luz, calor, fuerza y trabajo principalmente. Los costes económicos y medioambientales inherentes a este proceso son reducidos en función de la cercanía entre el centro de producción y el del consumo final. De igual modo, del uso que se realice de esta energía va a depender una mayor o menor exigencia de su demanda. Como consecuencia de ello, un uso ajustado de la energía, limita no sólo el consumo, sino también la producción.

    En una visión global en la que la energía es un mero instrumento al servicio del desarrollo y en la que éste se encuentra ligado al bienestar, el aumento de aquella significa un incremento de éste, y por tanto, cuanto mayor sea la producción y consumo de aquella mayor será el bienestar de la sociedad que lo disfruta.

    Ahora bien, las sociedades industrializadas quieren disponer también de un entorno saludable, y por ello, tratan de minimizar al máximo las consecuencias medioambientales que acarrea una producción energética con fuentes convencionales. Por ello, la apuesta que se realiza es la de favorecer el ahorro de energía a través de una mayor eficiencia en los materiales de consumo, habitabilidad, procesos industriales, transporte,..., al mismo tiempo que se aplican sistemas de limitación del consumo mediante diferentes automatismos, e incluso se buscan fórmulas de aprovechamiento energético mediante sistemas de cogeneración, de modo que la energía desprendida en los procesos de transformación sea reutilizada, evitando así un nuevo gasto de producción. Todo ello con campañas institucionales-gubernamentales de difusión acerca de la necesidad del ahorro energético, y sensibilización sobre los hábitos de consumo.

    Así mismo, los países industrializados con la finalidad de evitar una dependencia energética hacia terceros, y favoreciendo la cercanía geográfica entre producción y consumo, abogan por una diversificación de las fuentes de energía, de modo que sea posible lograr un autoabastecimiento mediante sistemas productivos endógenos.

    Con todo ello, se logra minimizar los costes ambientales, manteniendo los mismos niveles de "bienestar alcanzados", reduciendo en parte la contaminación, y se da cumplimiento a acuerdos internacionales de conservación del entorno.

    Sin embargo, se siguen sin solucionar los grandes temas pendientes del agotamiento de los recursos, y de la eliminación total de los hechos que provocan la problemática ambiental. Al mismo tiempo que se obvia el abordar una solución a la desigualdad energética entre los países.



    Convenios y Tratados Internacionales
    Agencias nacionales e internacionales de la energía, elaboran informes y recomendaciones acerca de la problemática general de la energía. De igual modo, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio ambiente y el desarrollo realiza aportaciones acerca de los planes y objetivos que deben intentar cumplirse para paliar y modificar el deterioro ambiental y el uso de las energías convencionales que lo provocan. Sin embargo, es de destacar que en septiembre de 1.992, se celebra en Madrid, el XV Congreso Mundial de la Energía. Las pautas que regirán los próximos años un diseño de estrategia energética están condicionadas por los acuerdos tácitos allá alcanzados, en donde el futuro de la producción energética se sustenta en la aún desconocida fusión nuclear, y el modelo de desarrollo aboga por el consumo de energía ligado al crecimiento del bienestar.

    Esta descripción ahoga en gran parte cualquier posible opción de dar una solución integral al problema de la energía, y deja sin efecto real cualquier tipo de acuerdo y declaración de intenciones de los gobiernos.

    No obstante, la Declaración de Madrid de 1994, hace una apuesta por la ejecución y cumplimiento de un Plan de acción para las fuentes de energías renovables en Europa, apoyada por las DG XII, XIII y XVII de la Comisión Europea. Los frutos del mismo son acciones incluídas en la continuidad y creación de programas energéticos (Thermie, Altener, Valoren,) y el apoyo a iniciativas como la de la Cumbre Solar Mundial promovida por la Unesco, que muestran que sí existe una declaración de intenciones acompañada de acciones efectivas, tendentes a hacer viable que entre los años 2.010 y 2.015, el 15% del consumo de la energía primaria convencional en Europa sea de origen renovable, y que ello sirva como ideario para la promoción de nuevas iniciativas encaminadas a lograr un desarrollo sostenible.



    Acciones positivas
    Limitar la contaminación, ejerciendo un mayor control de las emisiones de elementos contaminantes de los centros de producción energética y disminuyendo el uso de combustibles de origen fósil.

    Favorecer el ahorro de energía por medio de la sensibilización, la modificación de hábitos de consumo, la investigación y la exigencia de fabricación de equipos de mayor eficiencia energética y bajo consumo.

    Diversificar las fuentes de energía con la paulatina sustitución de fuentes de energía convencionales por fuentes de energía de origen renovable y su propia combinación.

    Investigar nuevas formas de aprovechamiento y almacenamiento energético a través de la promoción de planes de I+D, y el apoyo a experiencias piloto de posterior aplicación.

    Acercar los centros de producción a los lugares de consumo mediante el aprovechamiento del potencial energético de las energías de origen renovable, aumentando los centros de producción y tendiendo a dejar de operar con centros de gran capacidad productiva.

    Establecer una legislación energética adoptando normativas nacionales, regionales y supraregionales que den cumplimiento a las recomendaciones y acuerdos en materia de conservación del entorno y de igualdad entre los pueblos.

    Realizar planes de sensibilización energética mediante campañas de difusión acerca de la problemática que generan determinados usos y formas de producción energética, y el desarrollo de planes educativos que muestren la viabilidad del uso de las energías de origen renovable, y la necesidad de un uso racional de la energía para lograr un desarrollo sostenible.


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    Bibliografía

    "Energía Solar Diseño y Dimensiones de Instalaciones". Adolfo de Francisco y Manuel Castillo. (1985). Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba.
    "Fundamentos, Dimensionamiento y Aplicaciones de la Energía Solar Fotovoltaíca". Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT). Ministerio de Industria y Energía. (1992). Editorial CIEMAT.
    "La Energía: Tema Interdisciplinar para la Educación Ambiental". J.B. Deleage y C. Souchon. (1991). Ministerio de Obras Públicas y Transportes.
    "Comportamiento Energético de Edificios Solares Pasivos". Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT). (1990). Editorial CIEMAT.
    "Tecnología de las Energías: Solar, Hidraulica, Geotérmica y Combustibles Quimícos". VV.AA. (1989). Publicaciones Marcombo, S. A.
    "Habitat y Energía". Adriano Cornoldi y Sergio Los. (1982). Editorial Gustavo Gili.
    "La Ruta de la Energía". Josep Puig y Joaquin Corominas. (1990). Editorial Anthropos.
    "Manual de Arquitectura Solar". VV.AA. (1990). Editorial Trillas.
    "Energía Solar - Aplicaciones Prácticas". VV.AA. (1987). Progensa (Promotora general de estudios, S.A.).
    "Energy Conscious Design". VV.AA. (1993). Comisión de las Comunidades Europeas.
    "La energía solar". Ente Vasco de la Energía. (en prensa).

    www.unescoeh.org/ext/manual/html/energia2.html

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  2. En plena expansión de las energías renovables, el Ministerio de Industria ha echado el freno a los 'huertos solares'. Como ocurriera con la eólica, la elevada rentabilidad de estos proyectos -nada menos que un 14%- ha atraído sobre esta actividad el interés de inversores ajenos al sector. Los proyectos se han disparado y la secretaría general de la Energía ha puesto, también en este caso, los números sobre la mesa.

    El coste de las primas a la fotovoltaica multiplica por seis el de la eólica. Para atenuar el ritmo, se suprimen las ayudas a las instalaciones que superen el objetivo total de 1.200 MW de potencia en el horizonte del 2010. Y se recortarán paulatinamente a partir de entonces, con la excepción de las que funcionen para el aprovechamiento en la vivienda y otros edificios.

    No ha sido una sorpresa para los conocedores del sector. Al ritmo que llevan las solicitudes, al final de la década se hubieran alcanzado los 2.000 MW. Las primas supondrían entonces 1.000 millones de euros, prácticamente la misma cantidad que 13.000 MW generados por energía eólica. Subvencionar con 1.000 millones una producción que apenas cubre el 5% de la demanda total sería un disparate, consideran en Industria.

    Crecimiento ordenado

    Con el sistema actual, que se mantendrá para las inversiones ya en curso y para las que se lleven a cabo antes del 1 de octubre del 2008, la producción de fotovoltaica sale a 450 euros el MW/hora, cuando el mercado mayorista de generación eléctrica está ahora en 38 euros y la media de los últimos meses en 40. La señal de alarma se disparó para la eólica al alcanzar los 98 euros por MW/hora. Afirma el Ministerio de Industria que no pretende atajar la expansión de la fotovoltaica, sino «gestionar su crecimiento ordenado» para que los costes se puedan asumir y los avances vayan acompasados al desarrollo de las tecnologías.

    En la secretaría general de la Energía recuerdan que en las instalaciones termosolares -térmicas de concentración solar de alta temperatura (CSP)-, el coste de la generación se reduce casi a la mitad, concretamente a 260 euros el MW/hora.

    En estas plantas, gran cantidad de espejos siguen la trayectoria del sol y concentran su calor en un punto. Así se genera el vapor de agua que impulsa una turbina convencional. El calor puede 'almacenarse' en aceite o sal, lo que hace posible el funcionamiento durante la noche. La termosolar superó la fase de experimentación y desarrollo en la plataforma solar de Almería. Recibió su bautismo con la planta de Abengoa en Sanlúcar (Sevilla), que tiene una potencia de 11 MW. Hay otros proyectos en marcha, y, entre ellos, el Instituto de Ahorro Energético participa en el de Abengoa en Almadén de Abengoa y en el de Puertollano de Iberdrola.

    Coste elevado

    Problemas de estas instalaciones son su elevado coste -la de Sanlúcar superó los 30 millones de euros- y la extensión de suelo que precisan para su emplazamiento: del orden de 110 hectáreas para 50 MW.

    En el CIEMAT trabajan, en colaboración con las empresas, para desarrollar componentes propios más baratos. Y en el Centro de Energía Solar de Concentración de Puertollano se afanan por tender puentes entre los prototipos y la fabricación comercial de nuevas lupas que requieran menor cantidad de silicio.

    http://www.hoy.es/20071015/economia

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