HAMBRE
El hambre es la sensación que indica la necesidad de alimento. En condiciones de normal alimentación, suele aparecer unas 4 horas después de la última comida, aunque este tiempo puede variar mucho.
Y lo peor es que por ese mal mueren 14.400 niños, es decir uno cada seis segundos.
Estas cifras demuestran que las estadísticas divulgadas hace dos semanas de que 1.020 millones de habitantes en el mundo aguantan hambre es desalentador, pero lo que se esconde detrás es más dramático.
El tema del hambre está en todas las agendas sociales del mundo y dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio se establece que entre 1990 y el 2015 se debe procurar reducir a la mitad el número de personas que la padecen, pero la realidad es que esto no se está cumpliendo.
Para el funcionario del PMA, el principal factor que está poniendo en peligro esa meta es la crisis económica mundial, que ha destinado recursos hacia el salvamento de entidades financieras y sectores líderes. Mencionó que en el caso del organismo, el presupuesto con el que cuenta para atender las necesidades en 100 países con problemas es de 2.500 millones de dólares, aunque las necesidades reales son de 6.700 millones.
Y es que, al igual que un círculo vicioso, el ciclo de la pobreza no solo afecta a las víctimas durante toda su vida sino que también se transmite a sus descendientes. Así, una madre malnutrida engendrará un bebé con bajo peso. Se estima que 167 millones de niños menores de cinco años en el mundo tienen bajo peso debido a la malnutrición crónica. Esto significa que el 20 por ciento de todas las personas que sufren de hambre son niños.
El número de personas que pasan hambre en el mundo se incrementará un 9% en 2009, llegando a los 1.020 millones, el peor dato desde 1970, según un informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). El estudio, 'El estado de la seguridad alimentaria, 2009', elaborado por la FAO junto al Programa Mundial de los Alimentos (PMA), presentado en Roma -donde se celebra el Comité de Seguridad Alimentaria de ese organismo- subraya además que existe una necesidad "urgente" de reformar del sistema alimentario mundial.
Asimismo, el documento apunta que se ha experimentado un incremento sostenido de las personas que sufren hambre en la última década y que éstas, en su mayoría, viven en los países en desarrollo.
El estudio precisa que en la década de los años 80 y a principios de la de los 90 se alcanzaron procesos para reducir el hambre crónica debido, en gran parte, al aumento de las inversiones en agricultura tras la crisis mundial de los años 70. No obstante, esta tendencia se invirtió y "el número de hambrientos se disparó" entre 1995 y 1997, así como entre 2004 y 2006, en coincidencia con un descenso sustancial de la ayuda al desarrollo dedicada a la agricultura.
El Director General de la FAO, Jacques Diouf, ha recordado cómo "los líderes mundiales reaccionaron con contundencia a la crisis económica y financiera y lograron movilizar miles de millones de dólares en un plazo de tiempo muy corto" y les ha instado a repetir la "misma acción enérgica para combatir el hambre y la pobreza". "El aumento del número de víctimas es intolerable -ha añadido- Tenemos los medios técnicos y económicos para hacer desaparecer el hambre, lo que falta es una mayor voluntad política para erradicarla para siempre".
Según la FAO, existen tres factores fundamentales que han coincidido para hacer que la actual crisis sea "especialmente devastadora" para las familias pobres en los países en desarrollo. El primero, es el hecho de que se trata de una crisis que afecta a gran parte del mundo de manera simultánea, por lo que se reduce la posibilidad de recurrir a mecanismos tradicionales de defensa como la devaluación de la moneda o la solicitud de créditos.
En segundo lugar, la crisis económica estuvo precedida por una crisis alimentaria que ya había debilitado las estrategias de supervivencia de los pobres. Mientras, en tercer lugar se puede considerar la mayor integración de los países en desarrollo en la economía mundial, siendo así más vulnerables a las fluctuaciones de los mercados internacionales.
La sensación de hambre es algo natural, pero privarse de alimento durante mucho tiempo perjudica la salud mental y física. La privación de alimento induce a la somnolencia, atenúa las emociones e impide pensar con normalidad. El deseo de comer se hace prioritario y se diluyen los valores morales. El hambre extrema puede tener un efecto deshumanizador que lleve al robo, al asesinato e incluso al canibalismo. A menudo el hambre va acompañada de enfermedad y epidemias, que tienen su origen en el estado de debilitamiento de los afectados.
FISIOLOGIA
Fisiológicamente, el hambre está producido por los grandes estímulos que ejercen ciertas sustancias sobre nuestro cerebro. Así, por ejemplo, la hipoglucemia, estimula al hipotálamo lateral y produce estímulos vagales que nos obligan a comer, mientras que los ácidos grasos, la colecistoquinina y la serotonina estimulan al hipotálamo ventromedial y nos producen la sensación contraria del hambre: la saciedad.
En esta situación, se activan los procesos necesarios para la consecución de alimento: Actividad del sistema dopaminérgico, dota al sistema nervioso central de una claridad en el pensamiento y en la percepción del medio (similar a la que la estimulación por drogas pueda causar), aumentando la neuroactividad (en algunos casos rozando la precognición: El depredador se adelanta a los movimientos de su presa). Cuando la fuente de alimento está localizada, entran en funcionamiento las catecolaminas (en concreto la adrenalina), que dotará al organismo de energías de reserva para poder conseguir la fuente de energía necesaria
EL HAMBRE EN EL MUNDO
Y lo peor es que por ese mal mueren 14.400 niños, es decir uno cada seis segundos.
Estas cifras demuestran que las estadísticas divulgadas hace dos semanas de que 1.020 millones de habitantes en el mundo aguantan hambre es desalentador, pero lo que se esconde detrás es más dramático.
Pero a pesar de que quienes luchan contra ese mal son optimistas, la verdad es que factores como las sequías, las guerras, los conflictos internos, los desastres naturales, las malas políticas gubernamentales y la crisis económica y financiera están frenando su reducción e incluso en los últimos años se ha presentado un aumento.
Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA), el principal organismo que lucha contra ese flagelo, 10 millones de personas mueren cada año de hambre o enfermedades relacionadas con ella y representan más que los decesos generados por el VIH, la tuberculosis o la malaria, juntas.
Desafortunadamente, cuando se habla de hambre el lugar común para recordar esa tragedia son las imágenes de la hambruna que soportó Etiopía entre 1984 y 1985, las familias enteras sin hogar buscando refugio en las inundaciones en Bangladesh, o de los refugiados que huyen de la guerra en la República Democrática del Congo. No obstante, los hambrientos son personas de todas las edades, desde bebés cuyas madres desnutridas no pueden producir suficiente leche, hasta ancianos que no tienen familiares que los cuiden.
Así mismo, son los desempleados de los barrios marginales, los campesinos sin tierra que cultivan campos de otras personas, los huérfanos por causa del sida y los enfermos que necesitan alimentos especiales para sobrevivir.
Como se lo dijo a EL TIEMPO Alejandro Chicheri, portavoz del PMA para América Latina y el Caribe, "el hambre es una preocupación y urgencia diaria en todo el mundo, aunque más acentuada en los países pobres.
Las estadísticas indican que Asia es el continente donde más cantidad de población tiene problemas de hambre, con 642 millones de personas, seguida de África subsahariana con 265 millones, aunque esta última es la región del mundo donde los casos son más graves.
En América Latina hay 53 millones de hambrientos y las muertes de niños ascienden a 288 diarios (uno cada cinco minutos).
Meta incumplida
El tema del hambre está en todas las agendas sociales del mundo y dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio se establece que entre 1990 y el 2015 se debe procurar reducir a la mitad el número de personas que la padecen, pero la realidad es que esto no se está cumpliendo.
Para el funcionario del PMA, el principal factor que está poniendo en peligro esa meta es la crisis económica mundial, que ha destinado recursos hacia el salvamento de entidades financieras y sectores líderes. Mencionó que en el caso del organismo, el presupuesto con el que cuenta para atender las necesidades en 100 países con problemas es de 2.500 millones de dólares, aunque las necesidades reales son de 6.700 millones.
Y es que, al igual que un círculo vicioso, el ciclo de la pobreza no solo afecta a las víctimas durante toda su vida sino que también se transmite a sus descendientes. Así, una madre malnutrida engendrará un bebé con bajo peso. Se estima que 167 millones de niños menores de cinco años en el mundo tienen bajo peso debido a la malnutrición crónica. Esto significa que el 20 por ciento de todas las personas que sufren de hambre son niños.
Situación en Colombia
Pero si a nivel mundial la situación del hambre se ha acentuado por la crisis económica, los conflictos y los desastres naturales, en Colombia la realidad no es diferente. Praveen Agrawal, director del PMA para el país, le dijo a EL TIEMPO que los avances en materia de reducción de la desnutrición en el país han registrado un pequeño retroceso.
El funcionario dijo que en Colombia el 12 por ciento de la población tiene malnutrición crónica y el PMA atiende al núcleo más crítico que comprende a 400.000 personas, aunque la ONG quiere ampliar su radio de acción a 530.000, aunque las limitaciones son netamente financieras pues el programa se financia de donaciones voluntarias de gobiernos, sector privado y personas.
El PMA tiene 10 oficinas en 21 departamentos colombianos y según Agrawal, los problemas más graves de hambre están en las costas Pacífica y Atlántica, y aunque por el conflicto interno en ocasiones hay algunos problemas con el envío de comida a regiones apartadas, se ha construido una cultura para permitir el acceso del programa a esos lugares.
CARACTERISTICAS
La crisis alimentaria, que ha llevado a 1.020 millones de personas a pasar hambre, debe ser combatida con un importante apoyo a la agricultura y a las redes de distribución locales de los países más necesitados. Esa es la opinión de las principales ONG que se encuentran trabajando en la zona y que han analizado este fenómeno con motivo de la celebración del Día Mundial contra el Hambre.
La organización Acción contra el Hambre, ha presentado un informe titulado "¿De qué se alimenta el hambre?" en el que analiza el impacto de la crisis económica y el aumento de los precios de los alimentos que, afirman, ha provocado el agravamiento de una situación de hambre "crónica". Olivier Longué, director general de Acción contra el Hambre, ha advertido de la crítica situación actual. "Ya no se trata de una falta de alimentos, sino de una falta de acceso a los alimentos", como demuestra el hecho de que la mayoría de quienes pasan hambre se dedican a la agricultura, ha asegurado el director general de la ONG.
Según datos oficiales de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en el 2009, el número de personas amenazadas por el hambre ha pasado de 963 millones a más de 1.000, en su mayoría mujeres y niños que sobreviven con menos de un dólar al día. De ellos, 20 millones padecen hambre severa con peligro de muerte inmediata.
El experto en desarrollo y cooperación internacional Karlos Pérez Armiño, ha argumentado que el incremento en los precios de los alimentos se debe sobre todo a la especulación financiera de los grandes fondos de inversión en futuros de alimentos. Para Pérez Armiño, la política económica neo-liberal de las últimas décadas "es la base del fracaso de las políticas de lucha contra el hambre" ya que ha resultado en que los Gobiernos pierden influencia en este sector que queda a merced del mercado y bajo el control de grandes multinacionales.
Todo ello ha resultado en que los consumidores de países en desarrollo no se pueden permitir pagar el precio de los alimentos y adoptan estrategias de supervivencia como comer menos, vender sus escasas posesiones, endeudarse o emigrar, que a la larga no harán sino aumentar el problema, han advertido.
Ante este panorama, "es absolutamente imprescindible volver a poner la agricultura en la centralidad de la cooperación y de la agenda política", ha defendido el jefe del departamento de Cooperación Multilateral de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), José Moisés Martín.
A esta misma conclusión han llegado otras organizaciones como la Cruz Roja, que en 2008 pusieron en marcha en 10 países africanos una iniciativa basada en promover la agricultura local mediante proyectos de agricultura sostenibles, microfinanzas, sistemas de riego a pequeña escala y establecimiento de sistemas de alerta temprana para la seguridad alimentaria.
Además, han instado a la comunidad internacional, y en especial a los miembros del G8, a prevenir un aumento de la crisis de alimentos apoyando programas a largo plazo y basados en la comunidad para prevenir la inseguridad alimentaria, independientemente de las fluctuaciones del precio de los productos básicos y el petróleo.
ACTUALIDAD
El número de personas que pasan hambre en el mundo se incrementará un 9% en 2009, llegando a los 1.020 millones, el peor dato desde 1970, según un informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). El estudio, 'El estado de la seguridad alimentaria, 2009', elaborado por la FAO junto al Programa Mundial de los Alimentos (PMA), presentado en Roma -donde se celebra el Comité de Seguridad Alimentaria de ese organismo- subraya además que existe una necesidad "urgente" de reformar del sistema alimentario mundial.
Asimismo, el documento apunta que se ha experimentado un incremento sostenido de las personas que sufren hambre en la última década y que éstas, en su mayoría, viven en los países en desarrollo.
El estudio precisa que en la década de los años 80 y a principios de la de los 90 se alcanzaron procesos para reducir el hambre crónica debido, en gran parte, al aumento de las inversiones en agricultura tras la crisis mundial de los años 70. No obstante, esta tendencia se invirtió y "el número de hambrientos se disparó" entre 1995 y 1997, así como entre 2004 y 2006, en coincidencia con un descenso sustancial de la ayuda al desarrollo dedicada a la agricultura.
Iniciativa de los líderes políticos
Según la FAO, existen tres factores fundamentales que han coincidido para hacer que la actual crisis sea "especialmente devastadora" para las familias pobres en los países en desarrollo. El primero, es el hecho de que se trata de una crisis que afecta a gran parte del mundo de manera simultánea, por lo que se reduce la posibilidad de recurrir a mecanismos tradicionales de defensa como la devaluación de la moneda o la solicitud de créditos.
En segundo lugar, la crisis económica estuvo precedida por una crisis alimentaria que ya había debilitado las estrategias de supervivencia de los pobres. Mientras, en tercer lugar se puede considerar la mayor integración de los países en desarrollo en la economía mundial, siendo así más vulnerables a las fluctuaciones de los mercados internacionales.
http://www.eltiempo.com/mundo/latinoamerica/apocaliptico-mapa-del-hambre-en-el-mundo-hay-27400-muertos-cada-dia_6270627-1
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Muy bueno el video, la imformacion y el aporte gracias
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